un estuche de puros monos y una que otra monería...

Tuesday, September 19, 2006

El diseño gráfico y la mia vita.

Estudié diseño gráfico no porque me interesara verdaderamente la publicidad, más bien porque era la carrera que más se acercaba a lo que realmente me interesaba: los pinches monigotes. Tuvo que ver otro factor fundamental: la camaradería tijuanense, las pedas de viernes por la tarde a domingo por la madrugada. En esa época, recién había salido de la prepa y me aventé un viajecito de tres meses por el sureste y centro del país. Tenía que decidir que hacer con mi vida de estudiante y según yo quería ser artista y poeta, así que pensé en la opción de estudiar artes plástica en la Esmeralda para después estudiar algo de técnicas cinematográficas en el CCC (no recuerdo si es esta la escuela de cine del CNA) y así terminar haciendo animaciones al estilo Tim Burton.
Sin embargo, regrese a Tijuana y me topé con mis compas (ese grandísimo grupo de personas que echaron a perder mi fina educación y me enseñaron que antes que nada, la vida se cotorrea, después viene los demás). Decidí quedarme en Tijuana y entrar a estudiar diseño gráfico a la peor escuela que existe: el centro de estudios UNIVER NOROESTE.
Los primeros años fueron los interesantes, estudiando materias de técnicas de representación gráfica y de desarrollo creativo. El resto me dio hueva, todo lo que tiene que ver con cuestiones administrativas y mercadotécnicas. Nunca compartí la idea de que un producto comercial, por más chafa, inútil y estúpido que sea, es finalmente vendible. Eran mis épocas en las que me creía Che Guevara (con tres meses entre Oaxaca y Chiapas uno termina adoptando algunos vicios) y me pelaba con las tendencias consumistas-imperialistas que la mercadotecnia propone y que por ende, el diseño gráfico corporativo trae consigo. Precisamente por esos tiempos, conocí la revista El Chamuco y fue ahí cuando decidí que si tenía que hacer algo útil con mi vida, era precisamente eso: Caricaturas. Sin embargo, el camino del monero no es nada fácil. Encontrar un medio de comunicación que se anime en publicar y pagar el trabajo de uno es tarea larga. La mayoría de los medios te abren la puerta, pero no te invitan a pasar. Así que he tenido que colaborar en el mundo de la publicidad, pero siempre en rubros que considero menos mezquinos que los corporativos: Centros culturales, diseño de carteles y volantes para diferentes tipos de eventos, imágenes publicitarias para bares y cafeterías, etc´s. En todo caso, si la idea es vender, mínimo voy a utilizar mi creatividad para algo que yo considere que valga la pena: un fandango de son jarocho, una tocada de drum & bass, un logotipo para un antro o la imagen de una revista porno.
Llevo seis meses sin chamba de monero (de hecho, sin chamba de ningún tipo) y puede que me tenga que morder la lengua, ponerme minifalda y ligueros y aceptar sentarme frente a una Mac y comenzar a tirar nodos para terminar un diseño atractivo que te haga entender que el desodorante que te mostramos es el único que logrará hacer que las putitas se acerquen a ti. Y aún así, en algunas ocasiones, me he topado con agencias de publicidad que, al mostrarles mi portafolio, consideran que mi estilo de diseño, simplemente no engrana con las exigencias comerciales que se requieren. En fin, la vida del monero no es fácil.